Trece años después de lo que, en pocos días, se convirtió en un fenómeno mundial, ‘Avatar 2’ ha llegado a la gran pantalla para recordarnos por qué vamos al cine. La película es un espectáculo visual de gran belleza que hipnotiza a cualquiera. Nos quedamos embobados viendo el movimiento del mar, las criaturas que habitan en él y la comunidad indígena de la zona. Son más de 3 horas de vida, de un mundo azulado que deseamos que siga existiendo una vez salgamos por la puerta de la sala, lleno de luz y hermosura. Con un 3D que nos implica todavía más que el film original y unos planos que nos llenan de armonía. Una década más tarde, apreciamos en primera persona cómo ha avanzado la tecnología, la calidad de la imagen, la captura del movimiento bajo el agua -una técnica nunca antes lograda-, la experiencia de la inmersión, los detalles, el sonido. Somos testigos de un producto que logra dar sentido al cine, que nos explica por qué no debemos abandonar las salas y ver las películas en casa; por qué el cine es una experiencia que debe vivirse en la gran pantalla.

‘Avatar 2: El sentido del agua’, dirigida por James Cameron (‘Terminator’, ‘Titanic’, ‘Avatar’), cuenta la historia de Jake Sully, encarnado de nuevo por Sam Worthington, y su familia diez años después de que entraran en nuestras vidas. Ahora tienen cuatro hijos y viven en paz, hasta que vuelven los humanos. Su mundo, Pandora, se ve amenazado de nuevo por un hombre que reza venganza y deberán huir a un lugar nuevo para protegerse del mal. Aquí es donde entra en escena el agua, la joya de la corona del montaje. El destino de los seis personajes es una isla habitada por una comunidad indígena que venera el mar y toda la vida que en él acontece. Su conexión con los animales es parte de su existencia. Un ejemplo es la relación de la comunidad con los tulkuns, una especie de cetáceo con una inteligencia sobrenatural. Utilizan las criaturas marinas como método de transporte y las cuidan como si fueran otro miembro más de la familia, y esta convivencia es utilizada por James Cameron para hacernos llegar un mensaje, que va calando a medida que avanza el metraje: tenemos un planeta maravilloso y en vez de cuidarlo, lo destruimos.

En esta segunda parte se refuerza el mensaje ecologista. Nuestra Tierra es extraordinaria. Convivimos con miles de especies distintas, en infinidad de paisajes que nos quitan el aliento, donde la naturaleza ha hecho su trabajo y los ha convertido en obras de arte. Pero preferimos cazar a esos animales para sacar provecho económico y talar los árboles de esos parajes para seguir con nuestro enriquecimiento. La película es una crítica al hombre. En vez de mantener el tesoro en el que vive, decide espoliarlo. Deberíamos seguir el ejemplo del personaje representado por Sigourney Weaver, que conecta con los seres vivos de la isla de una forma sumamente delicada y espiritual, mirando de no dañarlos y disfrutando de todo su esplendor. El film también es un homenaje al concepto de familia: generar vidas para amarlas y cuidarlas hasta la muerte, como dice Sully: «Esta familia es nuestra fortaleza».

‘Avatar: El sentido del agua’.

Entre el reparto de esta nueva entrega, cabe destacar cuatro personajes femeninos que tienen una personalidad muy marcada. El primero es la hija adoptiva de la familia, Kiri (Sigourney Weaver), con unos poderes especiales y que esperamos pueda seguir desarrollándose en, por lo menos, una futura entrega de ‘Avatar’ de las cuatro secuelas previstas. El segundo es Ronal, interpretada por Kate Winslet, que, en la vida real, tuvo que aprender buceo libre y logró estar hasta siete minutos bajo el agua. Con un carácter fuerte, no cede cuando su marido le dice que no vaya a luchar. Aun estando embarazada, desobedece la orden. En la misma línea está la mujer de Sully, Neytiri (Zoe Saldaña), a quien veremos desatar toda su furia en el campo de batalla. Y finalmente, en cuarto lugar, está la hija de Ronal: Tsireya, la sensualidad personificada y una fuente de conocimiento sobre su entorno por encima de la media. Lo sabe todo del mar y ayudará al clan Sully a adaptarse al medio. Quizás nosotros, como habitantes de un asombroso planeta llamado Tierra, deberíamos aprender de ella y mostrar más interés por todo lo que nos rodea.

Bárbara Padilla
Bárbara Padilla. Colaboradora en la sección de Series de ‘La Vanguardia’. Redactora y Locutora de Informativos en RAC1. Periodista desde 2007 en el área de Barcelona. Aficionada al cine desde que tiene uso de razón y a las series desde el boom de Netflix.