ATRESplayer Premium estrena cada domingo un nuevo capítulo de esta serie que recuerda los años de la Ruta Destroy
Una última noche de desfase, un último baile juntos. Es 1993, y un grupo de amigos se reúne en la discoteca Puzzle para disfrutar de la sesión de despedida de su colega Marc Ribó, uno de los DJ más afamados de la noche valenciana, al que ya han echado el ojo dos empresarios de Ibiza. En apenas unas horas, los destinos de Marc (Àlex Monner), Toni (Claudia Salas), Sento (Ricardo Gómez) y Nuria (Elisabet Casanovas) se separarán, quién sabe si para siempre, después de casi una década peregrinando de fiesta en fiesta. Han madurado a la par que la denominada Ruta del Bakalao. Y ese es precisamente el camino que recorre la serie ‘La Ruta’, recién estrenada en ATRESplayer Premium, que ofrecerá cada domingo un nuevo capítulo.
Esta producción de Caballo Films (‘Antidisturbios’, ‘Que Dios nos perdone’, ‘Madre’) creada por Borja Soler y Roberto Martín no esconde el lado más mediático de la Ruta Destroy: macrofiestas en párkings, bakalao de fondo y mucha droga. Pero sí ahonda en la parte más desconocida del movimiento, en su faceta cultural y transgresora. Porque este fenómeno fue mucho más allá que el conocido ‘Hu-ha’ de Chimo Bayo y el documental de Canal+ que escandalizó a los padres de los 90. Lo más interesante de ‘La Ruta’ es precisamente que consigue reflejar esta realidad sin romantizar la nostalgia y sin moralismos, a través de la emotiva experiencia vital de estos amigos de Sueca.
No importa que el espectador sepa desde el principio dónde acaba este viaje, porque lo interesante es el camino de los personajes para llegar hasta allí. Los cebos del primer episodio, de hecho, dejan al espectador con ganas de saber más sobre esa otra ruta interior que han experimentado estos chavales. Y esa evolución, con sus miedos, inseguridades y errores, la retratan a la perfección los cinco actores protagonistas, muy creíbles -también en castellano y valenciano, entre ‘tetes’ y ‘nanos’-, pese a que ninguno vivió aquellos años en primera persona.

Un entorno cuidado y realista
Mención aparte merece también la ambientación de ‘La Ruta’, muy cuidada desde la banda sonora -que va mucho más allá del archiconocido bakalao- hasta la recreación de las discotecas más míticas de la época. Se nota que se ha rodado donde sucedió realmente (Valencia, Sagunto, Sueca y Ribarroja, principalmente) y que el equipo ha realizado una minuciosa labor de documentación. De hecho, Fran Lenaers, uno de los DJ más conocidos de la Ruta Destroy, ayudó a los actores a descubrir el arte de mezclar música. También colaboraron en esta producción, aportando sus recuerdos y anécdotas, los dueños de algunas de las salas más populares de la época: Puzzle, Espiral, N.O.D, ACTV y Chocolate.
Aunque el viaje por la movida valenciana de Marc Ribó y compañía termina con estos ocho episodios, los creadores ya han anunciado que darán continuidad a la historia en Ibiza. Larga vida a rutas tan valientes y emocionantes como esta. Nostalgia de la buena.
