Si ‘Black Adam’ tiene algo de distinto al resto de películas de superhéroes, es su capacidad para darle la vuelta al protagonista. Estamos acostumbrados a que el héroe tenga un gran corazón y quiera salvar la humanidad. En esta ocasión, el personaje principal es héroe de rebote, y además está dominado por la ira. Ésa es la gracia de la película. No es un superhéroe convencional, dispuesto a salvar el mundo. Es alguien a quien le han quitado todo y no quiere nada. Sólo llevar el duelo y que le dejen en paz. El resto del film lo hemos visto mil y una veces. Un malo -el demonio- quiere hacerse con el control y alguien con poderes extraordinarios debe impedirlo. Pasamos un buen rato, nos entretenemos con los efectos visuales (a destacar aquí el uso del ‘slow motion’, que nos recuerda a la película ‘300’), y si nos quedamos a ver qué pasa, es por Dwayne Johnson. El actor parece nacido para el papel. Frío como el hielo al principio; un cubito que se va deshaciendo a medida que avanza el film.
Ver a The Rock disfrazado con el traje verde del personaje de DC es una gozada. No nos defrauda en su papel de superhéroe, introduciendo esos toques de humor que caracterizan la mayoría de sus películas (si no, no sería él). Es él quien salva los muebles de la producción del catalán Jaume Collet-Serra. Y lo hace con la ayuda de otro actor que también sabe camuflarse en la trama: Pierce Brosnan. Al principio podemos pensar: ¿qué diablos hace James Bond aquí? Pero su personaje, el Doctor Fate -similar al Doctor Strange de Marvel-, capaz de ver el futuro y responsable de buscar alternativas al destino, está bien trabajado y resulta convincente. No podemos decir lo mismo del resto del reparto, con un Noah Gregory Centineo desaprovechado, haciendo de superhéroe gigante pero torpe, y una Quintessa Swindell moviendo el viento, y cuyo impacto en el desarrollo de los hechos es demasiado pequeño.
El reparto resulta tan secundario que Dwayne Johnson destaca por encima de sus compañeros. Por eso, lo mejor que nos llevamos de la producción es su presencia y el giro de guion. Cuando descubrimos quién es realmente Black Adam: un ser que no eligió su gran poder, y al que no le quedó más remedio que rehacerse ante el dolor de perder a su familia. También nos llevamos a casa el mensaje de que la justicia no siempre es justa. La Sociedad de la Justicia, interpretada por los cuatro superhéroes que quieren encerrar a Black Adam bajo llave, considera que para que Teth-Adam no suponga un problema para la humanidad, dada la ira que lo mueve, hay que encerrarlo en el fondo del mar. Pero, ¿es justa esa condena para alguien que, con su magia de Shazam, podría ser el líder de un pueblo y protegerlo del mal?

El hecho de que no sea, ni de lejos, la mejor película de superhéroes que se ha hecho hasta ahora -ni de este año- no significa que ‘Black Adam’ no esté gustando alrededor del globo. De hecho, cuenta con el aplauso de una parte significativa de la audiencia. Sólo hay que mirar las cifras: el primer fin de semana, la película sumó 67 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos, convirtiéndose en el mejor estreno de The Rock. Y a nivel mundial, la cinta ya ha alcanzado otros 73 millones desde su estreno, por lo que podría ser uno de los grandes lanzamientos del año, siendo la primera película en romper la barrera de los 50 millones en su primer fin de semana desde ‘Thor: Love and Thunder‘. Está claro que tenemos ganas de superhéroes, pero no estaría mal que el guion y el reparto se trabajaran, la próxima vez, un poco mejor.
