El día menos pensado, Alberto Núñez Feijóo podría citar a Chicho Ibañez Serrador en uno de sus discursos y recordar sus cuentos de medianoche o sus distopías para dormir a pierna suelta. En uno de esos lapsus ‘orwellianos’ que tanto dicen de sus hechuras literarias y culturales, esa realidad paralela podría ser, cualquier día, perfectamente verídica. Y esto conecta esta España nuestra del siglo XXI con esa otra España en blanco y negro que ideó el ‘maestro’ del ‘Un, dos, tres’, y que ahora revisitan diferentes directores para Prime Video y Radio Televisión Española. Una historia de ficción que, no obstante, algunos líderes políticos se empeñan en hacer realidad a costa de su escasa virtud…
Llega la segunda temporada de ‘Historias para no dormir’, estrenada en la previa de la Noche de los Muertos, pero con desigual resultado. Con cuatro capítulos que nos vuelven a sumergir en el fabulado mundo distópico, futurista y a veces asfixiante que ideó hace décadas Ibáñez Serrador, pero en el que no siempre el resultado logra superar las altas expectativas para una marca tan redonda. Hay momentos en los que el espectador podrá sentir escalofríos con actuaciones como la de un veterano y espeluznante Javier Gurruchaga en ‘La alarma’ y bostezar en otros relatos que nos conducen a la Galicia del siglo XIX que cree en los zombis “retornados” de sus tumbas. Sea como fuere, el resultado, en su conjunto bien vale una noche de insomnio y, también, un buen rato para repensar si ese futuro que dibuja esta serie es o no más real de lo que parece.
El primero de los cuatro ‘entremeses’ de esta segunda temporada es ‘El trasplante’, dirigido por Salvador Calvo. Javier Gutiérrez, Ramón Barea, Petra Martínez y Carlos Cuevas protagonizan esta historia de una sociedad que odia a los mayores y en la que cumplir años es un estigma. En ese mundo feliz, de jovencitos imberbes e inmaculadamente vestidos, solo hay dos clases de personas: los renovados o los donantes.
Unos chupan el ADN de otros para volver atrás en sus genes, a una versión adánica de sí mismos; y otros venden hasta sus intestinos para poder costearse una techumbre donde alojarse. En esta disyuntiva, y frente a un escenario en el que ya no hay hucha para las pensiones, se encuentra el matrimonio formado por Ramón Barea y Petra Martínez. Él será el que se someta al trasplante para poder seguir trabajando y sumar ahorros para que luego le siga ella en el proceso. Donde antes había un viejo canoso y arrugado yace ahora un musculoso chaval con extra de pectorales, miembro enhiesto por las mañanas, y una sonrisa en la que entrar a vivir… Un intercambio que desafiará todo lo que son y han sido.

‘El trasplante’ junto con ‘La alarma’, bajo la batuta de Nacho Vigalondo, son los dos mejores relatos de esta segunda temporada de ‘Historias para no dormir’. En la ‘La alarma’ una familia vive confinada en un chalet que se ha convertido en una auténtica ratonera. En el exterior, una espesa lluvia ácida y tóxica encierra a todos los confinados frente a un apocalipsis del que no tenemos más pistas ni más razones. Es un capítulo autoconclusivo que cuenta en el reparto con actores consagrados como Roberto Álamo, el genial Gurruchaga, Neus Sanz, Carlos Areces, Aníbal Gómez, Sofía Oria o Jordi Coll.
En ‘La pesadilla’, de Alice Waddington, la trama viaja hasta una oscura aldea gallega de 1880 donde una serie de feminicidios, en extrañas circunstancias, tiene a todo un pueblo de montaña atemorizado y exorcizando al único extranjero que mora entre ellos, culpable sospechoso de todos sus males. Pero ni un reparto potente, encabezado por Álvaro Morte y Mina El Hammani, consigue conceder un ápice de terror a esta historia tenebrosa.

Completa la temporada ‘El televisor’, con Jaume Balagueró como director y con Pablo Derqui y Manuela Vellés como protagonistas. Esta historia es quizá la más realista de todas. Una familia acomodada se muda a un ‘chaletazo’ de las afueras con piscina y pista de pádel. Y lo que parecía una estancia feliz se empieza a torcer por el miedo a los posibles asaltos o robos. ¿Quién no ha sentido alguna vez miedo frente un posible intruso que te desvela a medianoche? Son los únicos vecinos sin alarma en toda la urbanización y lo que empieza siendo un deseo de autoprotección acaba convirtiéndose en una obsesión enfermiza para Marcos, el padre del clan. Una auténtica locura en la que la realidad solo se decodifica a través de los píxeles del televisor.
La segunda temporada de ‘Historias para no dormir’ está producida por VIS, estudio internacional de Paramount para Prime Video, en colaboración con la productora Prointel e Isla Audiovisual. Un gran trabajo que, aunque con resultados desiguales, sigue siendo una recomendación imprescindible para los amantes de las distopías más turbadoras.
