Es estresante desde el primer minuto. Una sucesión de imágenes rápidas que se cortan de forma abrupta entre fogones que arden, ceños fruncidos, gente que pide paso y cuchillos que cortan sobre la tabla a toda velocidad. Vigila, por detrás, la salsa no está a punto, ¡esquina!, falta poco para que lleguen, ¡esquina! vigila, todavía no, esta masa no está bastante hecha, ¡esquina! Te pasas todo el tiempo preguntándote en qué momento algo va a salir mal, porque algo tiene que salir mal, a esta velocidad. Un dedo cortado, una quemadura. No puede ser este ritmo y que no haya un accidente, y sin darte cuenta la tensión ya se te ha metido en el cuerpo. Menos mal que sus episodios son muy cortos, porque ‘The Bear’ (de estreno en Disney+) es tensa y caótica, así debería ser una serie que quiere transmitir al espectador la experiencia de trabajar en una cocina. Los pocos momentos de tranquilidad, los del descanso rápido para un cigarro, son los únicos en los que se relaja una serie que te pone a un palmo de los personajes, haciéndote sentir que deberías dejarlos pasar todo el tiempo. Es un pequeño sitio de sándwiches de carne italoamericano en Chicago pero tiene la adrenalina de una serie de acción.
Y además de la tensión del trabajo, la serie pone encima otras tensiones que se suman hasta que el lugar arde: las presiones económicas, pues el local no está pasando por su mejor momento y no puede pagar a algunos proveedores, la visita inesperada de una inspectora de salud y las constantes disputas familiares, que son a la larga las que dejan poso en el espectador. Este es el restaurante de una familia que ha sido sacudida recientemente por la tragedia: el suicidio del hermano mayor, que ha dejado un vacío en las vidas del resto de la familia y también un negocio a la deriva. El protagonista, interpretado por Jeremy Allen White (Lip en ‘Shameless’) abandona una carrera prometedora como chef en un restaurante de prestigio para volver a casa con la misión de que el restaurante familiar sobreviva. Es evidente que es su manera de gestionar el duelo. Mantener en vida a su hermano a través del negocio que este dirigía, a pesar de que esto implique dar un paso muy grande hacia atrás en su propia carrera profesional. Quizás un paso hacia atrás que sea definitivo.

Su entrada en el restaurante lo enfrenta al mejor amigo de su hermano fallecido, que es quien ha llevado el local provisionalmente. Las diferencias en el modo de gestionar el local son una vía por la que se revelan desacuerdos más profundos y resentimientos que vienen de lejos. Sin embargo, deberán encontrar la manera de ponerse de acuerdo para mantener el negocio a flote, que es lo que ambos quieren, a diferencia de la hermana, que lo vendería al mejor comprador. En medio de este conflicto se encuentran los trabajadores de la cocina, cada uno de ellos con su propia opinión y su propia relación con el local, que conforman un grupo de trabajadores en el que la presión diaria ha llevado a generar un ambiente donde tanto las bromas como las verdades se escupen a la cara. Pero a pesar de los chistes que están cerca de la puñalada, son un grupo humano mucho más unido de lo que ellos mismos querrían admitir. A medida que la serie avanza y se da espacio para desarrollar a cada uno de los personajes, también se descubren caras distintas de todos ellos. El creador de la serie, Christopher Storer (guionista de ‘Ramy’) sabe muy bien cómo buscar la manera de sacar a un personaje de su contexto o dinámica habitual para mostrar algo de él que no sabíamos.

El resultado es una serie de personajes muy humanos, con sus contradicciones, sus dudas, sus miedos y sus pasiones, metidos en un espacio reducido y un día a día que es una carrera de obstáculos para conseguir que el negocio sobreviva. Y a diferencia de otras series ambientadas en el mundo de la cocina, los platos no son elementos de decoración sobre el que hacer pornofood ni aparecen puestos como si tuvieran que salir en una foto de Instagram o en un programa de cocina de la televisión, donde nos suelen mostrar platos dispuestos de forma perfecta y estudiada. Aquí vemos la imperfección, las manos que trabajan los alimentos, el sudor de los cocineros, los errores y el esfuerzo. Como serie, ‘The Bear’ es un plato que no se puede comer con cubiertos. Hay que devorarla con las manos. Y es buenísima.
