En una ilusionada España que aún estaba descubriendo la libertad y la democracia, y que vivía las secuelas de muchos años de dictadura franquista, un grupo de presos se fugaron de la cárcel Modelo barcelonesa. Es solo una parte de la trama que cuenta Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) en “Modelo 77”, película que llega ahora a las salas y que inauguró el reciente Festival de San Sebastián. Hablamos con el director de títulos como “La isla mínima” (2014) o “El hombre de las mil caras” (2016) sobre esta historia basada en hechos reales y que protagonizan Miguel Herrán y Javier Gutiérrez, dos presos con personalidades muy diferentes, pero que, en busca de sus derechos, acabarán por ayudarse y hacerse amigos. ¿Y cómplices?
¿”Modelo 77” es cine político, cine histórico y, a la vez, cine intimista, enmarcado en un momento y enclave suculentos como son la Transición y la cárcel Modelo de Barcelona?
Pues ojalá sea todo esto a la vez. Lo más importante en la película es la relación entre los personajes. Es la historia de personas que, en ese entorno de la cárcel Modelo, hablan y se tocan, de gente que inevitablemente están muy cerca los unos de los otros, y, a partir de aquí, crece una amistad. Todo ello, ambientado en un momento determinado como es la Transición y, más concretamente, la problemática de los presos. Las aspiraciones de libertad de la sociedad en general también llegaron a las cárceles. Por fin se sintieron dignos.
Me interesa mucho esta definición de tus personajes: no son malotes, son seres humanos. Para malotes de verdad, ya tuviste a los de “El hombre de las mil caras”, ¿no?
¡Por ejemplo! En anteriores películas mías sí he reflejado la parte oscura del ser humano. No es el caso. Aquí, además, me interesaba mostrar personajes de carne y hueso. A propósito del personaje de Miguel Herrán, nunca se dice que es inocente. De hecho, es culpable. Lo dramático es que tiene que someterse a jueces y tribunales fascistas. A leyes todavía de la dictadura.
¿Cómo fue el rodaje en la Modelo y filmar en un lugar tan emblemático, en un plató natural tan bestia?
El rodaje de “Modelo 77” fue el resultado de una larga persecución. Llevábamos dándole vueltas a este proyecto desde 2005. Y siempre nos decían que, en un par de años, iban a cerrar la Modelo y que podríamos filmar en ella, pero ese día no llegaba. Mientras, yo me metía en otros proyectos. Para los catalanes en particular y para mucha más gente en general, la Modelo es muy importante, es un trozo de su historia. Por la Modelo pasaron personalidades como Lluís Maria Xirinacs o miembros del grupo teatral Joglars con los que incluso pudimos hablar para hacer el guion.
Y, después de tantos años de espera, llegó por fin la oportunidad de poder entrar las cámaras en la Modelo, en 2021. Debió ser muy emocionante.
Sí, emocionante y corto. Teníamos solo tres semanas para filmar dentro. Luego, nos trasladamos seis semanas más a Sevilla. En el fondo, la Modelo es un personaje más de la película. Estamos súper agradecidos a las instituciones y organizaciones que nos ayudaron antes y durante el rodaje. La figuración también tuvo un comportamiento ejemplar, y fue un regalo contar con ellos.
«Sería estupendo que la gente saliera del cine con ganas de saber más cosas sobre los inicios de la democracia en España, sobre la herencia y las secuelas de la larga dictadura.»

Empezaste tu carrera con películas pequeñas como “El factor Pilgrim” (2000) y “El traje” (2002), pero, en 2021, llegó “Grupo 7”, un trabajo que marca un antes y un después en tu trayectoria. ¿Volverías a esas miniaturas de tus inicios?
Me encantaría. Lo único malo de los macroproyectos es que pierdes libertad, no libertad para crear, que la conservo siempre, sino para tomarte tu tiempo y poder improvisar. Las cosas se tienen que hacer más deprisa. Pero cada proyecto al que me enfrento es una aventura distinta, y puede que el próximo sea una película pequeña como las de antes. ¿Quién sabe?
Hablando de aventuras espectaculares tuyas, es imposible pasar por alto la serie “La Peste” (Movistar+).
Fue una serie de una gran dificultad. Cuando nos apuntamos a la aventura de tirar adelante “La Peste” nos dimos enseguida cuenta de que no tenía nada que ver con lo que habíamos hecho con anterioridad. Por ejemplo, ¿cómo recrear la Sevilla del siglo XVI? La serie nos obligó a plantearnos nuestro trabajo de otra manera. A pensar de un modo diferente. Además, dicen que “La Peste” era carísima, pero, comparada con otras conocidas producciones históricas, se rodó por una cantidad irrisoria.
¿Un adjetivo, una definición para Javier Gutiérrez?
Me parece que el ejercicio interpretativo que ha hecho Javi es finísimo y sutil. Un trabajo de transformación maravilloso, siempre buscando lo pequeño, sin exagerar. Una persona conocida dijo: “Anda, sí es Javier Gutiérrez. No le había reconocido”.
¿Y un calificativo para Miguel Herrán? Ya apuntaba maneras en sus principios, pero es que ha evolucionado como actor de una manera sensacional.
Miguel es una fuerza de la naturaleza, con toda esa potencia y presencia que tiene. Javi entraba y salía del rodaje, pero Miguel, que es el protagonista principal de “Modelo 77”, tenía que estar siempre ahí. Él no para de aprender.

¿Cómo aceptó Fernando Tejero un papel tan pequeño, pero tan decisivo a la vez? Y tan diferente en su carrera.
Fernando estaba muy agradecido y emocionado por hacer este personaje tan turbio. Y se lo pasó muy bien. Cierta conversación que mantienen Fernando y Javi en una escena de la película es impresionante.
¿Qué quieres conseguir con “Modelo 77″? ¿Conmover con esta historia de amistad y colaboración, y también advertirnos de que todavía tenemos asignaturas pendientes con nuestra historia más reciente?
¡Afirmación rotunda! Pero me conformo con entretener al espectador. Hago las películas para el público. Y que, de paso, se haga preguntas. Que, al salir de ver “Modelo 77”, busque información sobre la fuga de la que hablamos o sobre la fundación de la coordinadora COPEL para presos. Sería estupendo que la gente saliera del cine con ganas de saber más cosas sobre los inicios de la democracia en España, sobre la herencia y las secuelas de la larga dictadura…
