El 16 de junio se estrena en Movistar+ la temporada final de ‘Paraíso’, producida en colaboración con The Mediapro Studio. Son los últimos capítulos que ponen el broche de oro a la que ha sido una de las grandes aventuras de la plataforma: uniendo fantasía a historias inspiradas en los peores hechos reales, que en la serie acaban de la mejor forma posible.
Y es que esta ficción nos abre las puertas a ese “paraíso” en el que casos como las Niñas de Alcàsser, el de Madeleine McCann y otros, tienen un desenlace feliz en un mundo paralelo. Nos deja soñar con volver a ser adolescentes y vivir las aventuras que veíamos en aquellos 80 en los que parecía que habían construido el mundo para nosotros. Para nuestras bicis voladoras. Para nuestra ropa de colores y para una música que era sagrada.
En ‘Paraíso’ todo se sobreentiende sin decir nada directamente. Todo se sufre y se disfruta sin saber si es real o fantasía. Y es que los protagonistas siguen siendo adolescentes en esa etapa en la vida en la que nunca sabes si estás perdido o te has encontrado. Si eres feliz o eres completamente desdichado.
Sin embargo, una vez acabada esa edad te das cuenta de que todos los cabos sueltos acaban atándose. Como ‘Paraíso’ y esta última temporada en que, magistralmente, la serie da respuestas a todas las preguntas.
La historia conocida continúa pero con nuevos misterios por resolver
Uno de los aciertos de esta segunda temporada mezcla tramas de las que nos enamoramos en la primera tanda, con otras totalmente novedosas.
La historia arranca tres años después de los acontecimientos que ya vimos y con otro grupo de “no muertos” que quieren destruir Almanzora de la Vega para lograr un ritual de regeneración. Así vemos cómo se cruzan los mundos ya conocidos por los espectadores y uno nuevo que siempre aporta aire fresco.
Además, la ficción responderá a otro de los grandes misterios que dejaron en el aire anteriormente: el verdadero origen de uno de sus protagonistas, que marcará su relación con sus padres. En lo que es la metáfora de la crítica relación de los adolescentes con sus progenitores, buscando siempre respuestas, cuando no siempre las hay (¿o sí?).

El reparto, otro de los fuertes de la serie
A Movistar+ siempre le gusta descubrirnos nuevos talentos y ‘Paraíso’ ha sido cantera de unos cuantos. Varios de sus protagonistas prometen ser la nueva generación de actores que mantengan el nivel de la ficción española en todo lo alto, como estos últimos años.
En esta segunda temporada, hay nuevas incorporaciones que también nos sorprenden o que reafirman su paso firme hacia el estrellato. Álvaro Mel, Begoña Vargas, Laura Laprida y la jovencísima Carla Domínguez, son algunas de las nuevas incorporaciones que suman calidad a la propuesta.
Y es que, lo asombroso es que no es fácil trabajar con intérpretes tan jóvenes, pero en ‘Paraíso’ nadie lo diría.
Cuando los cabos sueltos quedan atados…
Pero si algo le pedimos al final de una serie de misterio y fantasía es que los cabos que han dejado sueltos, los aten. Tan sencillo como eso, y tan pocas veces logrado en la ficción (no volveré a hablar del final de ‘Perdidos’ o ‘Juego de Tronos’ pero…). Y en ‘Paraíso’ ocurre.

La serie cierra todos sus misterios demostrando que nada se ha escrito a la ligera, que todo tenía una razón de ser. Que el arco de la historia se había dibujado desde el principio y todos sabían dónde querían llegar. Por lo que no deja un sabor a estafa, sino a trabajo bien hecho.
Con detalles tales como que el conjuro que pronuncia Olivia es una frase extraída de un libro sobre comunicaciones con espíritus escrito por un científico experto en lo paranormal; o que el personaje de Quino se inspira en ‘Regreso al futuro’ por su idea de dar energía a la cabina; e incluso que una de las chapas de Javi lleva al soldado de ‘V’ y está creada específicamente para él… da una idea de la obsesión de los guionistas porque ningún detalle sea aleatorio.
‘Paraíso’ es una serie cuidada hasta la extenuación y que, a la vez, cuida a sus espectadores. Eso es hacer magia con un final de temporada.
