¿A partir de qué momento un sueño se convierte en un delirio? ¿Y por qué en el ultracapitalismo la línea que separa una legítima aspiración empresarial de la perversión económica absoluta acaba siendo tan fina? Algo hay, en la naturaleza humana, que es capaz de transformar una aparente buena idea en la ruina de mucha gente. Bajo el paraguas conceptual de la economía colaborativa y circular, Airbnb parecía una gran propuesta: ofrecer la casa que dejas libre cuando viajas y hospedarte tú en la de alguien. Pero, un pestañeo después, barrios enteros estaban siendo triturados por la gentrificación y la presión de los precios enviaba a muchos habitantes de las grandes ciudades a las periferias.

‘Super Pumped’ narra la historia de una de estas aventuras convertidas en monstruo para muchos: la del servicio Uber. Y lo hace a partir del ascenso y caída de su fundador, Travis Kalanick. El personaje es fascinante. Ha crecido ya en la era de los superemprendedores y se siente llamado a ser uno de ellos. Ya no aspira a tener un jet privado, sino a poseer todo un hangar donde coleccionarlos, de doce en doce. Su idea es sencilla: aprovechar los coches de la gente que tiene unas horas libres y quiere ganarse un sobresueldo haciendo de chófer, todo con la comodidad de gestionarlo con una aplicación móvil. El negocio es disruptivo y topa frontalmente no solo con las flotas de taxis de las ciudades donde intentan implantarse, sino también con los politicuchos y burócratas con los que están en connivencia.

La serie  está creada por Brian Koppelman y David Levien, que tienen amplia experiencia contándonos la vida de la élite económica como showrunners de la serie ‘Billions’. Sin embargo en este caso optan por aproximarse a una figura no ficticia y planean rodar más temporadas de ‘Super Pumped’, independientes las unas de las otras, para ir contando otras historias similares de personajes excesivos que han querido cambiar el estado de las cosas. La mirada que aplican combina la denuncia y la admiración. Es decir, no privan al protagonista de la capacidad de pensar en grande y fuera de los esquemas establecidos, pero al mismo tiempo su Kalanick es un personaje altísimamente imperfecto. El gran ideólogo que se enfrenta al establishment, a veces, es solo un chaval impertinente sin ningún remordimiento por situar a su equipo al borde del abismo. Algunas de las arengas que dispara a sus colegas no parecen las de un director general de una compañía, sino las del líder de una secta. Y los creadores de la serie juegan explícitamente con este paralelismo.

Joseph Gordon-Levitt es el encargado de dar cuerpo y voz a Kalanick. Con el fucking siempre en la boca, la euforia perenne en la que parece instalado lastra a veces el resultado. Más interesante, por matizado, es el personaje de su inversor Bill Gurley. Interpretado por Kyle Chandler, uno de los secundarios más sólidos de su generación –‘King Kong’, ‘Argo’, ‘Zero Dark Thirty’, ‘El lobo de Wall Street’, ‘Carol’– es él quien le baja los humos a Kalanick y quien conduce la serie hacia un tono menos histérico. También es a su vez la gran amenaza latente: el ángel que permite elevar la empresa y hacerla superar los primeros baches no deja de ser el lobo que quizás se quede con la compañía cuando el fundador esté amortizado.

«Una de las tesis interesantes de la serie es cómo el capitalismo acaba haciendo que sus popes acaben siendo transaccionales en todas sus esferas. Y, claro está, en el amor esto no acaba de resultar. Ni en la familia.»

Joseph Gordon-Levitt y Uma Thurman. ‘Super Pumped: The Battle For Uber’. Movistar+.

‘Super Pumped’ también explora la figura de Kalanick a partir de sus relaciones personales. Una de las tesis interesantes de la serie es cómo el capitalismo acaba haciendo que sus popes acaben siendo transaccionales en todas sus esferas. Y, claro está, en el amor esto no acaba de resultar. Ni en la familia. En este sentido, la figura de la madre (Elisabeth Shue) tiene intervenciones discretas, pero decisivas.

A partir de aquí, y como ya hacían Koppelman y Levien en ‘Billions’, el reto es explicar los vericuetos de la economía sin perder al espectador por los tecnicismos. La serie pone en juego muchos recursos: simulaciones de videojuegos, estética de videoclip, narración enfática con Quentin Tarantino como voz en off y muchas metáforas. En una misma escena, los personajes pueden comparar sus dilemas a una canción heavy de Judas Priest o a la decisión de Magic Johnson de prescindir de uno de sus consejeros. En ocasiones cuesta más entender la metáfora que lo que están explicando propiamente –sobre todo con referentes locales muy americanos– pero ‘Super Pumped’ se digiere con facilidad. Y aunque no siempre queda claro qué dinámica económica están explicando, una cosa es segura: no nos beneficia al común del espectador.

Àlex Gutiérrez
Àlex Gutiérrez. Periodista especializado en medios de comunicación y audiovisual. Actualmente trabaja en el diario ARA, como jefe de la sección de Media y autor de la columna diaria ‘Pareu Màquines’, donde hace crítica de prensa. En la radio, colabora en ‘El Matí de Catalunya Ràdio’ y en el ‘Irradiador’, de iCatFM. También es profesor en la Universitat Pompeu Fabra. Su capacidad visionaria queda patente en una colección de unos cuantos miles de CDs, perfectamente inútiles en la era de la muerte de los soportes físicos.