Hay misiones de espías, misiones de superhéroes, misiones militares y, después, la misión más difícil de todas: la misión de la cotidianidad. A la protagonista de ‘Perni’ no le encargan luchar contra malvados ni localizar microfilmes, pero superar cada día acaba convirtiéndose en una odisea extenuante que no le permite ni siquiera un momento de tranquilidad para detenerse y notar cómo se siente. Los seis capítulos de la serie se pueden encontrar en Filmin, después de haber sido presentados en el marco del festival Serielizados.
¿Y quién es Perni? Mujer, noruega, 45 años. Asistenta social, madre de dos niñas en plena adolescencia efervescente –o sea: complicada– e hija de un padre que ha decidido salir del armario en una edad ya venerable. También vive con ellos otro adolescente: el hijo de su hermana, muerta en un accidente de tráfico responsabilidad del cuñado, que quedó paralítico. Más cosas: divorciada y sin relaciones sexuales en los últimos cinco años. Pero esto está a punto de cambiar… en cuanto encuentre el momento propicio como para dejar suspendidos, girando solos, todos los otros platillos de su vida.
Nos encontramos, pues, en el terreno de las madres superadas y heroínas de días laborables que, en los Estados Unidos, encarnaba tan bien Pamela Adlon de ‘Better Things’. Pero, en esta visión a la europea del mismo tema, todo se presenta de una manera más realista y arraigada al suelo. Las situaciones no son extremas sino banales, aunque solo en apariencia porque muy a menudo esconden profundas corrientes de fondo: desde la duda sobre si quitarse el sujetador ante un amante más joven a quien la ley de la gravedad todavía no ha empezado a castigar hasta el sentido de seguir dejando mensajes de voz en el contestador de la hermana muerta, pasando por las dificultades para mantener la entereza ante los más vulnerables a pesar de que el tuyo haya sido un día de mierda y sin ningún hombro sobre el cual apoyar la cabeza.

Pero sería injusto calificar ‘Perni’ como una ficción deprimente. La creadora y actriz protagonista, Henriette Steenstrup, ha puesto mucho cuidado en conseguir pintar un fresco con tantas luces como sombras. Las victorias de los personajes pueden ser modestas, pero son victorias al fin y al cabo. Y la serie, a pesar de ser noruega, no encaja de ninguna manera en los tópicos glaciales del nordic noir y sus ambientes malsanos. Aquí, la paleta de colores es mucho más viva. Y más de un seriéfilo descubrirá que en Escandinavia… también hace sol.
No es solo un contraste estético: el tempo tampoco tiene nada que ver. Allí donde las series criminales imponen un ritmo moroso, la espesura de los silencios y una apuesta por la atmósfera más que por la acción trepidante, en ‘Perni’ encontramos exactamente lo contrario: a pesar de que los capítulos duran solo media hora, se plantean un montón de situaciones y viñetas. Los diálogos son el gran hilo conductor de la serie y llegan a menudo encabalgados los unos con los otros. No hay duda de que se ha optado por esta presentación intensa con la voluntad de transmitir al espectador la tensión permanente en la que vive la protagonista. A todo esto se suma la interrupción constante de las notificaciones al móvil, en un retrato bastante ácido sobre la capacidad disruptiva de estos aparatos, especialmente cuando se mezcla de por medio el amor, bien sea en forma de whatsapps de los novios en danza, bien sea a través de una aplicación de citas.

La principal virtud de la serie es la honestidad que consigue transmitir Steenstrup. No intenta ser más carismática de lo que es, no hay aparente impostura. Pero tampoco hay una romantización de la crisis de mediana edad, como sí que se encuentra en la endulzada ‘After Life’ de Ricky Gervais. En este sentido, ‘Perni’ rezuma aquella proximidad que consiguen las series con un sello personal fuerte, donde confluyen las figuras de creadora y protagonista. A pesar de que son títulos dispares, hay cierta sororidad que hermana propuestas diversas como ‘Fleabag’, de Phoebe Waller-Bridge, ‘I may destroy you’ de Michaela Coel o ‘Girls’ de Lena Dunham. Aunque todas estén intercaladas de ficción, es inevitable buscar los paralelismos autobiográficos y, por lo tanto, empatizar con la parte de verdad que haya en cada una.
‘Perni’ no es espectacular y tiene un presupuesto modesto que la empuja hacia los primeros planos y las escenas de un único set. Quizás es un camino para determinada ficción europea, poniendo el énfasis en intangibles como carisma, sensibilidad o magia del guion. Difícilmente nadie se enamorará perdidamente de ella, pero tiene todos los números para convertirse en una buena amiga.
