Mientras la resaca del trumpismo ha traído series más tiernas y bonachonas –nada en contra, solo es una constatación– la familia Roy sigue recordándole al público seriéfilo que ‘Succession’ será siempre su bastión para el cinismo y la mala leche sin delicadezas. HBO acaba de estrenar la tercera temporada de esta ficción, que llega con el aval de haberse coronado, en el curso anterior, como mejor drama según la academia televisiva americana en sus premios Emmy.

Pero hablar de ‘Succession’ como drama es pura convención. O adaptarse a absurdas categorías de galardones. La serie está saturada de humor, aunque sea del negrísimo. Aunque su capa exterior son las luchas de poder para controlar un conglomerado de medios de comunicación, en el núcleo se halla un retrato muy agudo de una familia disfuncional tan caníbal emocionalmente que el patetismo de muchas situaciones desata una risa incómoda.

En el arranque de esta tercera temporada, vemos como el hijo pródigo Kendall (Jeremy Strong) intenta de nuevo el asalto al poder. Pero el patriarca Logan no tiene ningunas ganas de ceder su trono, incluso cuando ya no queda clara cuál es su motivación una vez alcanzado un éxito descomunal partiendo de la nada. Probablemente es consciente de que no está preparado para echarles migajas a las palomas del parque así que, en una interpretación de la paternidad francamente siniestra, aún se siente con la suficiente energía como para darles a sus polluelos alguna lección adicional sobre cómo hay que operar cuando uno se mueve en las altas esferas a las que ha arrastrado a la familia entera.

Una de las ironías, de hecho, es que este codiciado imperio mediático empieza a mostrar señales de obsolescencia. Si Logan Roy (magnífico Brian Cox) representa la vieja escuela, también lo hacen sus medios audiovisuales, creados a su imagen y semejanza. Pero a medida que las nuevas empresas online se llevan el dinero del negocio a terrenos que ellos no son capaces de olisquear, la lucha fratricida y parricida por la compañía sobreviene todavía más ridícula. Llega un momento en el que ya no queda claro si todo aquello tiene todavía el valor que se le supone, o más bien resulta un pasivo peligroso (más aun teniendo en cuenta que la división de parques arrastra una crisis reputacional aparentemente insalvable, ligada a escándalos sexuales).

En este sentido, a pesar de que la serie bebe de la vida real de alguna de las sagas más poderosas del mundo de la comunicación de las últimas décadas –Murdoch, Maxwell…– ha sabido trasladar estas peripecias al presente y enfrentarlos con los nuevos e insolentes medios digitales. Pero sería un error situar ‘Succession’ bajo el paraguas de series que analizan la comunicación moderna, tal y como han hecho en los últimos años ‘The Loudest Voice’, ‘The Papel’ o ‘The Morning Show’. En el corazón de esta ficción hay un guiñol que no desmerece el de las obras de Shakespeare, con sus reyes tiranos, los conspiradores, una madre que tiene mucho de Lady Macbeth y, cómo no, un par de bufones, en este caso los hilarantes Tom (Matthew Macfadyen) y Greg (Nicholas Braun).

Brian Cox. ‘Succession’. Foto: ©2020 HBO.

Las interpretaciones son fundamentales, claro está, para una comedia planteada como coral, pese a la presencia poderosa de Brian Cox. En este sentido, los creadores han reclutado dos pesos pesados para reforzar la temporada. Se trata de Alexander Skarsgård y Adrien Brody, que interpretan respectivamente al CEO de una empresa tecnológica y a un inversor con capacidad de desestabilizar al consejo de administración. Por lo demás, continúan todos los personajes principales. Los guionistas han apuntado que la cuarta temporada podría ser la última de la serie e incluso han sugerido que ya hay un posible final pensado. Esto sugiere que se quiere apostar por una obra compacta y concreta, sin renovaciones de casting que puedan desfigurarla, como acostumbra a pasar en series más longevas.

Los nuevos capítulos de esta tercera temporada arriesgan poco en este sentido: no se exploran muchos temas, ni registros, que no estuvieran ya presentes en los veinte episodios precedentes. Esto no es, ni mucho menos, necesariamente malo. Sobre todo si se confirma que el final está a la vista. Por la brillantez de la escritura, por la coincidencia de buenas interpretaciones (y muy, muy afinadas), ‘Succession’ es una de las mejores series en activo en estos momentos. HBO tenía cierto pánico hace dos años, cuando se despidió de ‘Juego de tronos’. Pero ya vuelve a tener un título de bandera, de aquellos que crean nuevos subscriptores. Y que mantienen a los fieles, claro está.

Àlex Gutiérrez
Àlex Gutiérrez. Periodista especializado en medios de comunicación y audiovisual. Actualmente trabaja en el diario ARA, como jefe de la sección de Media y autor de la columna diaria ‘Pareu Màquines’, donde hace crítica de prensa. En la radio, colabora en ‘El Matí de Catalunya Ràdio’ y en el ‘Irradiador’, de iCatFM. También es profesor en la Universitat Pompeu Fabra. Su capacidad visionaria queda patente en una colección de unos cuantos miles de CDs, perfectamente inútiles en la era de la muerte de los soportes físicos.