Aunque una retirada a tiempo es siempre la opción más honorable, confieso una debilidad personal por las series que, una vez agotada su premisa original, intentan encontrar nuevos campos para explorar. ‘The Affair’ fue de mal en peor, pero supo transcender la historia de amor adúltero central para cartografiar –de acuerdo: con resultados irregulares– otras áreas del deseo conflictivo. ‘Billions‘, de la que Movistar+ acaba de estrenar los nuevos episodios, es otro caso de manual de huida hacia adelante.

En el momento de debutar, la serie se planteaba como un juego del gato y el ratón entre Bobby Axelrod, un übercapitalista cínico capaz de arrasar lo que haga falta para ver mejorar una casilla de su caprichoso Excel de beneficios y Chuck Rhoades, un fiscal económico que se regodeaba en el juego sucio y la extorsión. En la segunda temporada, el gato se convertía en ratón y viceversa. Y, más adelante, los dos acababan haciendo de gatos, empujados por la necesidad de hacer equipo a pesar del asco que se profesaban mutuamente.

¿Y a partir de aquí?

Pues bien, la redención. ‘Post festum, pestum’. A pesar de que la factura emocional de ser el líder de la manada siempre ha estado presente en la serie –por algo la tercera protagonista es una psicóloga– no es hasta ahora que vemos tanto al financiero Axelrod como al jurista Rhoades hacer una cosa inédita: renunciar al placer de la sangre. En este sentido, la incorporación del personaje de Michael Thomas Aquinius Prince (magnífico como siempre Corey Stoll) plantea al espectador la pregunta sobre si es posible obtener un éxito de nueve ceros sin venderle el alma al diablo o a su representante en la Tierra, Wall Street. El conflicto aparece también en la trama de un pintor, que Axelrod pone bajo su endeble ala financiera: ¿puede crear arte con la misma libertad, ahora que trabaja por encargo?

Definitivamente, algo ha cambiado en la serie desde que, en junio de 2020, la temporada quedó colgada por culpa de la COVID-19 con solo siete episodios emitidos. La crisis sanitaria todavía no se incluye de manera directa en las tramas, ni sus derivadas económicas, pero se observa una distanciación discreta respeto la pornografía del dinero que aparecía de manera mucho más gráfica al principio de la serie. Aquella fascinación por el exceso obsceno (solo les faltaba exclamar ‘Viva el mal, viva el capital’, tal y como clamaba la mítica Bruja Avería) ha dado paso a una profundización en la psique de los personajes. Sigue habiendo lucha de maquiavelismos, pero el acento ya no recae en el rock and roll de las transacciones económicas de vértigo, sino en los costes personales.

Otro cambio notable ha sido la apariencia de Paul Giamatti, inequívocamente envejecido, mientras que Damian Lewis mantiene su aspecto impoluto y juvenil. Sea como fuere, ambos personajes están marcados por la soledad. El masoquista fiscal Rhoades siente ya como irrecuperable a su exmujer – precisamente la psicóloga que trabaja en el emporio de Axelrod– y una nueva relación que inició se ha quemado en poco tiempo. Por su parte, el tiburón económico hace tiempo que no encuentra quién le esté a la altura y la tensión sexual que desde el primer capítulo se traza con el personaje de la psicóloga Wendy Rhoades sigue sepultadísima, sin ninguna pista (de momento) de que la cosa tenga que pasar a mayores. Tenemos, pues, unos personajes exitosos en su mundo profesional pero condenados a una soledad profunda.

A la espera del retorno de ‘Succession’ este octubre, ‘Billions’ parece certificar cierto cambio de era en el mundo de las series. El cinismo, que ha dominado el tono en los últimos años, ahora ha perdido momentum en favor de títulos más directos y emocionales. ‘Ted Lasso‘ sería el máximo exponente de este auge de las ‘feel good series’. Pero es que incluso el acidísimo Ricky Gervais ha dulcificado su producción, hasta el punto de que el último de sus proyectos, ‘After Life’, gira totalmente alrededor de poder expresar los sentimientos. En este tránsito, ‘Billions’ ha perdido parte de su sentido inicial. El duelo interpretativo entre Lewis y Giamatti ya no es tan central como cuatro temporadas atrás. Pero, por el camino, han ido apareciendo una tropa de secundarios notables que están dando cuerpo al conjunto.

Àlex Gutiérrez
Àlex Gutiérrez. Periodista especializado en medios de comunicación y audiovisual. Actualmente trabaja en el diario ARA, como jefe de la sección de Media y autor de la columna diaria ‘Pareu Màquines’, donde hace crítica de prensa. En la radio, colabora en ‘El Matí de Catalunya Ràdio’ y en el ‘Irradiador’, de iCatFM. También es profesor en la Universitat Pompeu Fabra. Su capacidad visionaria queda patente en una colección de unos cuantos miles de CDs, perfectamente inútiles en la era de la muerte de los soportes físicos.