A partir del 4 de junio, el verano volverá azul, y las pantallas se llenarán de una mezcla de aventuras, de fenómenos paranormales y de un canto a la amistad, gracias al estreno de “Paraíso”, primera serie original de Movistar+ de género fantástico, producida en colaboración con THE MEDIAPRO STUDIO. Hablamos con su director y cocreador, Fernando González Molina (Pamplona, 1975), sobre esta historia ambientada en la España de los años 90 y que él define como una montaña rusa de entretenimiento y emoción, con guiños al cine de Steven Spielberg, Joe Dante, Robert Zemeckis y John Hughes, y con una banda sonora de canciones, donde destaca el grupo Mecano.
Tengo la impresión de que, con “Paraíso”, habéis roto un gran tabú: el de que este tipo de serie solo la podían hacer los americanos.
¡Ojalá esté a la altura de las series que nos llegan de Estados Unidos! El género fantástico, generalmente, da miedo porque implica un nivel de producción al que no estamos acostumbrados aquí, pero no debemos olvidar que, actualmente, una serie como “Paraíso” se estrenará en todo el mundo a la vez, y tendrá que competir con productos con diez veces más presupuesto que el nuestro. Nuestra apuesta ha sido jugar en esa misma liga, haciendo un esfuerzo de producción inédito en España. Y creo que lo hemos conseguido. La factura de la serie es impresionante.
“Paraíso” está ambientada en un pueblo de la costa levantina, en 1992, y comienza con la desaparición de tres chicas de 15 años que habían ido a una discoteca. Ante la inoperancia de la policía, el hermano de una de ellas, dos amigos suyos y el malote de clase deciden investigar qué ha ocurrido. ¿Era un proyecto que tenías pensado desde hace tiempo?
En realidad, solo tiene unos cuatro años. Yo llevaba sin estar en la televisión de manera continuada unos diez años. Tenía ganas de regresar a las series, por lo que contacté con Ruth García y David Oliva, a los que ya conocía desde hace muchos años, y nos pusimos manos a la obra para crear “Paraíso”. ¿Y qué elementos queríamos ponerle? Años 90, una discoteca abandonada, cuatro protagonistas que tuvieran nuestra edad en la época en la que suceden estos hechos, el Levante español… y, luego, películas, series y libros que forman parte de nuestro imaginario colectivo: las series “Verano azul” y “V”, el cine de Steven Spielberg y John Hughes, “Los Goonies” o las aventuras literarias juveniles de “Los Hollister” y “Los Cinco”. Así pues, comenzamos a desarrollar y configurar el universo de “Paraíso”. Y a Movistar+ y a THE MEDIAPRO STUDIO les entusiasmó este punto de partida, que aunaba la fantasía, la emoción y la nostalgia.
Seguro que te lo han preguntado, y te lo preguntarán, millones de veces: ¿también ha influido en este apoyo inmediato y absoluto el actual fenómeno de la serie “Stranger Things”?
Pues seguramente, pero creo que “Paraíso”, pese a tener algunos puntos en común con “Stranger Things”, es distinta. La nuestra es una historia de fantasmas. ¿Y en qué se parece a esa famosa serie? En que sus protagonistas también son adolescentes. Pero no somos la única serie española reciente en la que esto ocurre, y ahí está “Los Espabilados”, de Albert Espinosa, también en Movistar+. “Stranger Things” perdurará en el tiempo, por lo que no me molesta esta comparación, pero, desde luego, el viaje de los cuatro chicos de “Paraíso” es muy diferente al de la serie que mencionas.
¿Y cómo se mantiene ese ritmo y esa capacidad para la sorpresa que ofrece cada uno de sus siete capítulos? Y, dentro de cada episodio, esos giros cada 15 minutos.
¡Ha sido agotador! Ha sido intentar meterse en la piel del espectador, sentarse a su lado mientras ve la serie y darle todo lo que él espera y más. Imaginar constantemente qué sentirá ante esa u otra secuencia y giro del guion: aquí un susto, aquí otra sorpresa… “Paraíso” es una montaña rusa de entretenimiento y emoción. Es una serie que nos tenía que recordar esa emoción que sentíamos, en los años 80 y 90, cuando estábamos sentados delante de la tele viendo series como “V” o “Sensación de vivir”.
Yo te iba a definir “Paraíso” no como una montaña rusa, sino como un parque de atracciones entero de emociones.
¡Ojalá, de nuevo! Me suena preciosa como definición. Tenemos que lograr que los espectadores se coman la temporada entera en poco tiempo. Desde que soy director, me había vuelto muy crítico y analítico, y a todas las series y películas les encontraba el truco, veía cómo se habían hecho técnicamente. Durante el confinamiento, encerrado en casa y viendo muchas series y películas, todo esto cambió, y volví a ser ese niño pequeño de antes, que se tragaba “Gremlins” (1984) sin preguntarse cómo se había rodado.
Volvamos a los protagonistas de “Paraíso”: a Javi, Quino, Álvaro y Zeta. La serie es aventuras, fenómenos sobrenaturales y thriller, pero, ¿también nos lanza la reivindicación de que siempre seamos y nos comportemos como nosotros mismos, seamos como seamos? ¿Hay un mensaje?
Hay algo de pequeña venganza hacia los abusones de clase. De hecho, David Oliva y yo somos Álvaro, y Ruth García es Olivia. La serie habla de que tienes que aprender a quererte desde muy joven, aunque las cosas te vayan mal y a otros no les parezca bien y se metan contigo. Y aprovechar la vida. Es una reivindicación de los distintos, sí.

¿Fue difícil encontrar a los cuatro chicos protagonistas: Pau Gimeno, Héctor Gozalbo, León Martínez y Cristian López?
Fue laborioso, porque yo estaba obsesionado con que los actores tuvieran la misma edad que sus personajes. En demasiadas ocasiones vemos a chavales de 23 años haciendo de chicos de 16. Los cuatro chicos de “Paraíso” tenían 14 años cuando la rodamos. Después de una primera y amplia selección de candidatos y candidatas a los diferentes papeles jóvenes, hicimos una criba y comenzamos a trabajar con ellos y ellas. Una de mis intenciones era hacer una serie contando con varios protagonistas interpretados por actores desconocidos para el público. Aprovechar esa energía única y valiosa de los nuevos actores y actrices.
Uno de ellos, sin embargo, sí tenía ya cierto recorrido: León Martínez, al que hemos visto en dos series de TV3, “Merlí” y “Bienvenidos a la familia”. Además, es hijo de un estupendo actor, Marc Martínez.
¿Te puedes creer que, cuando escogí a León, no sabía que era hijo de Marc? Yo trabajé con Marc en una serie, “Luna, el misterio de Calenda” (Antena 3). León me encantó. Es un actor muy especial. Y muy gracioso. Me recordaba a Álvaro Cervantes, con el que coincidí por primera vez en “3 metros sobre el cielo” (2010) y “Tengo ganas de ti” (2012). Ahí, Álvaro creó un personaje inolvidable, Pollo. Y, al igual que León aquí en “Paraíso”, tampoco Álvaro era una elección obvia para ese personaje de Pollo, que requería mucho sentido del humor. He vuelto a dirigir a Álvaro en las películas de la “Trilogía del Baztán”, aunque tiene un pequeño papel, y tengo ganas de repetir con él. Lo dicho, León tiene algo de ese joven Álvaro Cervantes.
Además, los personajes femeninos de “Paraíso” no son meramente secundarios, y eso está muy bien. Bravo por la elección de Macarena García y también por la de María Romanillos, que encarna a Bea, amiga de los cuatro chicos.
Es que Macarena es muy buena. Tiene carisma y empatía, y me ha gustado haberle ofrecido este personaje de Paula Costa, la guardia civil que investiga la desaparición de las chicas y de todo lo que viene después… Es un papel alejado de lo que le habían dado antes, no tiene ese toque juvenil y pizpireto que ya le conocíamos. Paula Costa es una mujer más serena. Y respecto a María Romanillos, me encantó ese toque francés y melancólico suyo. En esta historia, las chicas no son un complemento de ellos. Incluso son más valientes y se arriesgan más que los chicos. Es un guion de mujeres fuertes, y eso me chifla.

Hablemos de los papeles adultos. Aquí combinas actores estupendos, pero menos conocidos, como Iñaki Ardanaz, con intérpretes con una trayectoria reconocida, como es el caso Gorka Otxoa, y, además, mitos de la televisión de este país como es Ana Marzoa. Hay muchos fans de Ana Marzoa, de su voz y personalidad, desde la época de la TVE en blanco y negro.
¿Te puedes creer que yo soy uno de ellos, aunque la descubrí más tarde? Ana me fascina, y aquí hace algo muy especial. Al igual que el resto de las tramas, conviene no desvelar mucho de lo que sucede con Ana. ¡Ojo con los spoilers!
La banda sonora original es muy importante. Has repetido con Lucas Vidal, un joven compositor con un concepto de la música para series y películas muy ‘a la americana’.
Con Lucas ya habíamos hecho “Palmeras en la nieve” (2015) y el documental “The Best Day of My Life” (2018). Hemos trabajado muy duramente explorando muchos géneros musicales, para que la banda sonora tuviera personalidad. Para que la música original, junto a las canciones de Mecano o de OBK que aparecen, te trasladasen a esa época.
Hablando del grupo OBK, hay un momento en el que suena una versión, cantada por coro, de uno de sus hits, “Historias de amor”, que pone los pelos de punta. Imposible no lanzarse a llorar: por la secuencia en cuestión, que no desvelaremos, y por los arreglos del tema de OBK.
Me encanta que eso ocurra. Esa reinterpretación de “Historias de amor”, interpretada por un coro de niños, es súper triste y emocionante. Sí, es uno de los momentazos de “Paraíso”.
¿Se puede decir que, con la película “Palmeras en la nieve”, entraste de lleno en el mundo de los grandes proyectos, esos que requieren tener muchas soluciones a los grandes retos y problemas a cada momento?
Sí, “Palmeras en la nieve” fue un proyecto ambicioso y complejo, una escuela para enfrentarse, después, a rodajes largos y complicados. Lo que me gustó de “Palmeras en la nieve” y, ahora, de “Paraíso” es que ambos son propuestas insólitas en nuestro país. Aquí no se hacen muchas películas históricas de esas características, ni tampoco series del tipo de “Paraíso”. Después de “Palmeras”, llegaron las tres películas de la “Trilogía del Baztán”, o sea, “El guardián invisible” (2017), “Legado en los huesos” (2019) y “Ofrenda a la tormenta” (2020), que también supusieron un reto, en ese caso, de dirección. Estructura de producción aparte, ahí se trataba de mantener un tono uniforme en el relato, de trabajar mucho a nivel de dirección con los actores, sobre todo, con Marta Etura, que es el hilo conductor de los tres films.

¿Cuál crees que será el público de “Paraíso”? Como se suele decir mucho ahora, ¿es una serie transversal?
Sí, es muy transversal. Quizá la expresión suena un poco antigua, pero creo que es una producción ‘para toda la familia’. Habla de temas duros, como es la muerte y la pérdida de tus seres queridos, y, a su vez, contiene acción, comedia y otros ingredientes que son puro entretenimiento. ¿Edad para ver “Paraíso”? Es para los más pequeños y para espectadores de 90 años.
En medio de todos estos proyectos tan grandes, en 2018, rodaste “The Best Day of My Life”, un documental sobre las manifestaciones y reivindicaciones del colectivo LGTBI. ¿Tenías ganas de hacer una película más pequeña, menos complicada?
Algo así, y fue muy liberador. En ocasiones, cuando ruedas cosas muy grandes, la maquinaria te engulle. “The Best Day of My Life” fue todo lo contrario. En un futuro, después de la promoción de “Paraíso”, quiero rodar una película con pocos decorados y pocos personajes, y concentrarme en mi trabajo de dirección. Pero, de la misma manera que ahora te digo esto, quizá mañana te respondo que quiero rodar la próxima de “Star Wars”, ja, ja. Me encantaría tirar adelante una historia de amor pequeña y con únicamente dos actores.
¿El Fernando González Molina actual, que es un director de éxito asegurado, es muy diferente a ese Fernando González Molina de la misma edad de los muchachos de “Paraíso”?
Te puedo asegurar que el Fernando González Molina que es un director de éxito tiene dentro a ese joven ‘nerd’ de Pamplona que alucinaba cuando entraba en un videoclub y veía tantas pelis para escoger. Una sensación, por cierto, que recuperé hace unos días cuando entré en un videoclub de Barcelona, Vídeo Instan. Quiero rodar alguna de mis futuras películas en Vídeo Instan.
