El 26 de marzo, Netflix estrenó ‘Magic for Humans Spain con el Mago Pop’, la adaptación española del formato de Justin Willman (que también se puede ver en la plataforma). Producida por 100 Balas (The Mediapro Studio), esta nueva apuesta no responde a la definición de serie, ni tampoco de documental… y es que todos sabemos que la magia es inclasificable.
Durante seis capítulos, el ilusionista español logra tratar temas tan narrados audiovisualmente como los hobbies, el tiempo, los ritmos de vida, el amor, la mentira y el terror, pero lo hace de una forma totalmente distinta a la que estamos acostumbrados a ver. Lo hace con trucos de magia. Le da la vuelta a lo que creíamos y nos acaba dibujando una sonrisa en la cara.
Cuando ves a Antonio Díaz desaparece cualquier otra cosa que estás haciendo, el tiempo parece detenerse y cambia tu estado de ánimo, por algo se le considera el mago europeo más taquillero del mundo. Además, su entretenimiento es apto para todos los públicos, géneros, razas… da cabida a cualquiera dispuesto a sorprenderse (incluso asombra a los que no son muy amigos de los trucos).
Pero el singular formato aún es más interesante cuando descubres que es más que magia, que también rompe estereotipos al mostrar constantemente mujeres como ejemplos de roles que suelen estar pensados para los hombres y a hombres en papeles más reservados para mujeres. La figuración también engloba a todo tipo de personas, así como los invitados no suelen ser los más vistos en televisión pero sí tienen algo que aportar.
Soy incapaz de descubrir el truco, pero lo que logra ‘Magic for Humans Spain con el Mago Pop’ es algo que pocas veces se encuentra en una plataforma, sobre todo por las dos rarezas siguientes:
Algo que solo ocurre con este formato “mágico”
Si algo tienen en común las historias narradas en películas, series y documentales es que empiezan con una introducción, un nudo y un desenlace al que todos queremos llegar para conocer el final. Muchos nos apuntamos el capítulo en el que nos hemos quedado para retomarlo más tarde, incluso el minuto de la película para continuarla por ahí.

Sin embargo, el ‘Magic for Humans’ del Mago Pop provoca una ruptura total de esa narrativa a la que estamos acostumbrados y es que después de cada sorpresa quieres retroceder 10 segundos y otros 10 segundos para descubrir el truco. Ya sabemos la resolución, pero nos importa el inicio, el momento en el que él nos despista, algún detalle que nos pueda revelar lo ocurrido. Porque lo que vemos constantemente se escapa de nuestro razonamiento.
Los 25 minutos de duración de cada entrega se hacen cortos y cuando te quieres dar cuenta ya te has visto tres capítulos más de los que tenías pensados. Desde luego, hace magia con el tiempo.
La creciente leyenda del Mago Pop
Antonio Díaz, que es el verdadero nombre del Mago Pop, se ha labrado poco a poco su propia leyenda. De hacer su magia en las calles, ha pasado a comprarse el Teatre Victòria en pleno centro de Barcelona para llenarlo cada noche. Se ha convertido en el ilusionista más taquillero de Europa, sorprendiendo a deportistas y actores que lo han compartido en redes.

Y todo eso lo ha logrado con un espectáculo cercano, en el que no le ha hecho falta hacer desaparecer a la Estatua de la Libertad para situarse entre los números uno de la magia. Su entretenimiento mira a los ojos de los espectadores, su humor imprescindible para distraer nuestra atención es compresible para todos y hasta se atreve a desvelarnos trucos porque después sabe que nos sorprenderá con algo aún más impensable. Lo que le hace grande es que juega. Juega constantemente. Pero, sobre todo, juega a ser uno de nosotros, para acabar demostrando que no lo es. Y es que, el Mago Pop hace más que magia, construye a su alrededor un estilo de vida.
