El pasado 5 de febrero Hulu estrenó ‘Framing Britney Spears’, el documental sobre el movimiento #FreeBritney que ha producido The New York Times y que, desde el 22 de febrero, se puede ver en España gracias a Odisea.

Desde que la producción salió a la luz se han multiplicado las opiniones sobre la situación que vive la princesa del pop bajo la tutela de su padre. Juicios que desde fuera son fáciles de hacer para una población que no conoce la realidad de lo que hay detrás de esa persona, más allá de lo que nos han mostrado los medios.

Sin embargo, después de ver el documental la visión sobre la cantante cambia y –como mínimo– invita a replantearnos todo lo que habíamos creído sobre su caso. Una reflexión que debería hacerse toda la sociedad por las siguientes razones:

“Hay muchas cosas que la gente no sabe de mí y quiero que las sepan”

El documental arranca el día de la audiencia por la tutela de Britney que mantiene su padre desde hace 12 años y que ella lucha por quitarle. Los gritos de sus fans pidiendo “libertad para Britney ya”, los vídeos de Instagram con filtros de gatos explicando la situación de la cantante, podcasts dedicados a ella y pancartas en manos de gente disfrazada de la artista llevan a pensar que son una panda de freaks con poco más que hacer en sus vidas. Pero esa opinión será la primera de muchas que irá cambiando durante el visionado. 

Sí, en USA todo lo convierten en un gran show y el juicio de los Spears no iba a ser menos. Pero mientras nos adentramos en ese mundo acabamos cayendo en la cuenta de que no es el entretenimiento superficial que nos habían vendido, que sus fans son mucho más inteligentes de lo que creíamos y que están luchando por unos derechos que no habíamos entendido.

Pero la metáfora se multiplica cuando la opinión formada que teníamos (cualquiera que fuera) sobre Britney va modificándose al conocer su historia desde niña, adolescente que actúa en centros comerciales y hasta convertirse en una estrella mundial. Descubrimos a la persona, más allá de las portadas de discos y revistas, y entendemos que lo que creíamos que era su éxito podía ser su gran fracaso, y sus fracasos los vivía como éxitos.

El documental pone en tela de juicio la idea de sueño americano, encarnado por una de sus máximas exponentes que se les ha rebelado: Britney Spears. A la que vimos cumplirlo y “tirarlo por la basura” después. O eso creíamos. “Hay muchas cosas que la gente no sabe de mí y quiero que las sepan” dice la propia artista consciente de la dualidad entre estrella y persona que han proyectado. Dejando en una hora y diez minutos otra de las lecciones más interesantes del mundo mediático: y es que sin estar en los zapatos de Britney (y de cualquiera) mejor no opinar sobre su vida, porque seguramente te equivocarás.

Britney Spears, como víctima de una sociedad enferma

El documental permite al espectador hacerse una idea rápida de la vida personal y profesional de la cantante para más tarde toparse con una historia de control e identidad potente. Porque desde sus inicios, Britney se convierte en lo que sus padres sueñan que sea: “Esta niña ganará tanto dinero que nos cambiará la vida”, decía su padre.

Pero ella no solo cumple el deseo de sus progenitores, también el de los americanos que esperan la inocencia de una niña Disney, y se convierte además en lo que la sociedad capitalista espera de una joven atractiva y en lo que el patriarcado desea de una adolescente que empieza a convertirse en mujer. Pero cuando descubre que nada de eso lo había escogido ella y se rebela, el castigo que obtiene es el de siempre: tacharla de “loca” que merece estar a merced de uno (o varios) hombres que la controlen.

Lo más angustiante de la historia es cuando las creadoras del podcast sobre la cantante leen la noticia que se publicó en 2018 sobre el aumento de sueldo que pidió Andrew Wallet, el cotutor de Britney. “Es la primera vez que ocurre al hablar de una tutela porque en teoría se hace para cuidar de una persona, pero no para hacer negocio y cobrar cantidades exorbitantes de dinero a través de alguien que puede trabajar”, subrayaron ellas. Una información que asusta, más aún cuando rebelan que el dinero de la propia cantante paga a sus abogados (que luchan para quitarle la tutela al padre) y a los abogados del padre que quieren continuarla… Entonces, ¿quién piensa en ella si esa situación paga la comida de todos?

Por eso mismo, el aura de superficialidad con el que siempre se ha relacionado a Britney es otro de los prejuicios con los que acaba este documental. Y con los que deberíamos acabar todos. Porque ahora está librando esta batalla Britney Spears, pero ¿y si en unos años te ocurriera a ti?

Paula Hergar es periodista 360 como diría Paquita Salas, escribe sobre TV en Vertele y presenta, guioniza y dirige el Zapping de LOS40. Además de colaborar en programas de cultura en La 2 y ser la autora del libro ‘La vuelta al mundo en 80 series’.