Acostumbrados a su cara más seria, dramática e incluso inquietante, Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989) da un giro radical en su carrera con la divertida “Loco por ella”, en la que el actor finge tener problemas mentales para poder estar junto a su enamorada, interpretada por Susana Abaitua. La comedia de Dani de la Orden, que llega a Netflix el 26 de febrero, coincide con la nominación de Cervantes al Goya por su papel en “Adú” y con otros estrenos de una estrella súper solicitada y dúctil, que no para de rodar y rodar. 

Estrenas “Loco por ella” y, no hace mucho, también pudiste mostrar tu faceta cómica en la serie “Brigada Costa del Sol” (Telecinco). ¿Por qué hemos tenido que esperar tanto para disfrutar de tu cara divertida?

Siempre me ha interesado la comedia, y uno de los motivos por los que quise ser actor es porque, de pequeño, era muy payaso y me gustaba divertir a los demás. Mis referentes eran Jim Carrey y Robin Williams. Quizás, a partir de “El Juego del Ahorcado” (2008), vieron en mí una parte muy torturada y comenzaron a darme personajes dramáticos… hasta ahora. Pero mi casting para la serie de TVE “Abuela de verano” (2005) consistió en hacer imitaciones. Imité al rey Juan Carlos, a Torrente, a Pocholo o a Carmen de Mairena. Las imitaciones del repertorio de Carlos Latre, vaya. Como yo no tenía aún currículum para enseñar a Joaquín Oristrell y Pep Armengol, el director y el jefe de casting de “Abuela de verano”, les hice las imitaciones, y les gustaron. Años después, un día me encontré a Latre en el ascensor y se lo dije: “Tú fuiste mi inspiración”. Sí, el cine ha tardado en descubrir al payaso que hay en mí.

Lo que dices tú: quizás para mucha gente de la industria del cine y la televisión proyectabas una imagen muy contenida.

Pero quien me conoce bien sabe que soy todo lo contrario. Las propias directoras de casting de “Loco por ella” apostaron por mí en este registro cómico. También el realizador de la película, Dani de la Orden, sabía que yo podía dar bien en comedia, porque nos conocemos desde hace mucho tiempo. En mi carrera había rozado la comedia en películas como “3 metros sobre el cielo” (2010) y “Tengo ganas de ti” (2012), donde mi personaje, Pollo, tenía algo clownesco, como de escudero de Mario Casas. En la serie de TV3 “Cites” (2016), jugué a la comedia romántica. Y “El sexo de los ángeles” (2012) tenía un tono ligero, desinhibido. Estaba esperando una comedia romántica pura y dura como “Loco por ella”. Encima, el reparto es excelente. Clara Segura, por ejemplo, es muy fuerte. Clara es una grande. En otras secuencias, sin embargo, el espectador puede pasar de la risa a la lágrima gracias al talento de Luis Zahera.

Dani de la Orden, Susana Abaitua y Alberto Cervantes en el rodaje de “Loco por ella”.

Después del film de Dani de la Orden, te has puesto a las órdenes de Paco Caballero en “Donde caben dos”, que acabas de rodar. Ahí, definitivamente, te has desquitado de tantos años sin mostrar tu parte jocosa y cachonda.

Es una comedia aún más alocada. El contexto, que es el mundo del sexo, era más propicio. La película de Paco es una gran fiesta, con personajes muy particulares, aunque también hay momentos más intimistas, sobre todo, los relacionados con mi personaje y el de Ricardo Gómez.

En “Donde caben dos” también aparece tu hermana, Ángela.

Ángela es muy buena actriz, especialmente, de comedia. Desde pequeños, a los dos nos encanta hacer tonterías. Sé que, durante el rodaje de “Donde caben dos”, los del equipo se tenían que aguantar la risa cada vez que actuaba ella.

Has sido nominado al Goya al Mejor Actor de Reparto por “Adú”, de Salvador Calvo. Veremos qué pasará el 6 de marzo. Tu anterior y única nominación fue por “El Juego del Ahorcado”. ¿Te extraña que hayan pasado tantos años entre una y otra nominación?

Esto de los premios es muy complicado. Cada año coinciden muchas buenas interpretaciones y es difícil escoger. En el caso de “Adú”, agradezco que hayan reconocido mi trabajo y me hayan nominado junto a actores que son unos referentes para mí y a los que aprecio personalmente, como son Sergi López (“La boda de Rosa”), Juan Diego Botto (“Los Europeos”) y Alberto San Juan (“Sentimental”). Por cierto, Alberto San Juan también está en el reparto de “Loco por ella”, y es brutal. Alberto, además de un grandioso actor, es un gran dramaturgo y tiene una cabeza privilegiada.

Álvaro Cervantes, Jesús Carroza y Miquel Fernández en “Adú”.

He leído en una entrevista una frase tuya que me ha llamado la atención: “El rigor genera entusiasmo, y el entusiasmo genera rigor”.

Es una especie de mantra para mí, pero, en realidad, es una frase de mi maestro, Fernando Piernas. Cuando lo pones en práctica, es tal cual. Es una pescadilla que se muerde la cola: te pones a trabajar y te entra el entusiasmo, y al revés.

Recientemente, compaginaste un par de rodajes: las películas “Legado en los huesos” y “Ofrenda a la tormenta”, que son las dos últimas entregas de la “Trilogía del Baztán”, y la ya mencionada serie “Brigada Costa del Sol”. ¿Fue duro?

Era la primera vez que hacía una cosa así, lo de compaginar dos papeles, y, pese a no ser una situación ideal, tuvo una parte positiva, y es que me sentí capaz de hacerlo. Y no me estresé. Por otra parte, mi colaboración en la “Trilogía del Baztán” era pequeña y me dirigía un amigo como Fernando González Molina. Y, en el fondo, hacer un personaje tan malvado y retorcido como Berasategui en las dos películas fue divertido, porque me permitía disfrazarme y añadirme elementos de caracterización, como una perilla. De niño, los Carnavales eran mi fiesta preferida. ¡Ni Navidad, ni Reyes! ¡El Carnaval! Mi abuela me cosía los disfraces y me los ponía. Con los años, he hecho de esto mi profesión. Ser actor es esto: no dejar de cambiar de traje, de cara.

En septiembre, también te veremos más bien suelto y juguetón en “Malnazidos”, una locura ambientada en la Guerra Civil, dirigida por Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro.

“Malnazidos” era el caramelo que me faltaba. Una película de zombis y Guerra Civil, ¡apaga y vámonos! Conozco toda la filmografía de Ruiz Caldera, y es un tótem de la comedia. Además, este proyecto me permitía volver a coincidir con Miki Esparbé después de “Brigada Costa del Sol”. Miki es un compañero maravilloso y genera un clima de trabajo estupendo. El reparto es estupendo: Luis Callejo, María Botto, Aura Garrido, Dafnis Balduz… Mi personaje, Mecha, es un poco refunfuñón, un tío herido, bastante quemado.

Álvaro Cervantes y Luis Callejo en “Malnazidos”.

Después de series tan populares y comerciales como “Los nuestros” (Telecinco), “Hermanos” (Telecinco) o “Carlos, rey emperador” (TVE), te llegó un film que es todo lo contrario: una absoluta inmersión en el cine de autor como es “El árbol de la sangre” (2018), de Julio Medem. ¿Una experiencia inolvidable?

Totalmente. Me impactó. Julio es una persona tan sensible, y estima tanto a sus personajes… Hice una prueba para él de tres horas, la más larga de mi vida. Luego, en el rodaje, genera una atmósfera muy especial, y sus historias te permiten pasar por muchos estados emocionales. Es muy delicado, muy fino. Trabaja mucho con el subconsciente. Después, en el montaje, es impresionante cómo Julio ordena las imágenes.

¿Alguna asignatura pendiente? ¿Algún director o directora al que le tengas ganas?

Pues tengo muchas ganas de trabajar con Paco León. Admiro sus películas como realizador, y me han explicado cómo es su relación con los actores. Es un maestro de la comedia, y me haría mucha ilusión estar en una película suya.

Poca gente sabe que eres productor y que, aparte de obras de teatro, como la que produjiste para Marc Martínez, también has producido tres cortometrajes: “Avalancha” (2013) y “Zarpazo” (2017), dirigidos por Nerea Castro, y “Paraíso azul” (2018), de Daniel de Vicente. Eres muy inquieto.

Empecé los estudios de Comunicación Audiovisual, aunque no los terminé, y siempre me ha interesado contar historias, ya sea como actor o como productor.

Álvaro Cervantes y Susana Abaitua en “Loco por ella”.

A raíz del estreno del film de Salvador Calvo “1898: Los últimos de Filipinas” (2016), por el cual muchos pensaban que serías nominado al Goya, dijiste que no hay experiencia comparable a la de ver una película en una sala de cine. Debes de estar pasándolo mal con esta pandemia, que ha obligado a cerrar, definitiva o temporalmente, un montón de cines.

La verdad es que me da mucha pena, y tengo miedo de que la gente se olvide de la experiencia colectiva de ir a un cine. Los hábitos son fáciles de perder. Tengo ganas de que las salas vuelvan a abrir y que las personas venzan su miedo a entrar en ellas. Por suerte, con las nominaciones, algunos de los films que compiten por los Goya se han reestrenado.

Y, entre estos largometrajes, ¿tienes algunos preferidos? No vale decir “Adú”: lo damos por supuesto.

Ja, ja, pues te diría que me encantan dos óperas primas como “Las niñas”, de Pilar Palomero, y “Ane”, de David Pérez Sañudo. ¡Qué manera de innovar el lenguaje cinematográfico! Por otra parte, en esta misma edición, hay obras de cineastas con los que yo he crecido como espectador, como Icíar Bollaín (“La boda de Rosa”), Isabel Coixet (“Nieva en Benidorm”), Cesc Gay (“Sentimental”) y Juanma Bajo Ulloa (“Baby”). Son unos Goya con mucho talento.

¿Alguna frase-mantra nueva e inspiradora para despedir la entrevista?

Pues lo tendré que dejar para la próxima entrevista, porque ahora no se me ocurre ninguna, ja, ja.

Pere Vall
Pere Vall es periodista cultural y del mundo de la farándula en general, especializado en cine. Colabora en Time Out, Ara, RNE y Catalunya Ràdio, y fue redactor jefe en Barcelona de la revista Fotogramas durante más de 20 años. Fanático de Fellini, de las películas de terror buenas, regulares y malas, y del humor y la comedia en general. De pequeño quería parecerse a Alain Delon, y ha acabado con una cierta semejanza a Chicho Ibáñez Serrador. No se queja de ello.