Ambientada en los Estados Unidos de los años 50, es decir, en la América de las leyes Jim Crow y la segregación, esta serie de HBO cuestiona y confronta el racismo de entonces (y ahora) desde el terror, la fantasía y la mezcla de géneros.

Basta ver la secuencia inicial de “Territorio Lovecraft”, serie estrenada el 17 de agosto en HBO que el lunes 14 de septiembre emitirá su quinto capítulo, para identificar las claves de esta inquietante y sorprendente serie. La premisa: los verdaderos monstruos no son seres sobrenaturales, sino el racismo institucionalizado.

Empezando por el principio, la serie está ambientada en los Estados Unidos de los años 50. El protagonista es el joven afroamericano Atticus (Jonathan Majors), un veterano de la Guerra de Corea que, tras volver a un país que le desprecia, decide cruzar la América de la segregación para encontrar a su padre desaparecido (Kenneth Williams). Le acompañan en esta aventura su amiga Letitia (Jurnee Smollett) y su tío George (Courtney B. Vance), editor de una guía de viajes donde los negros pueden consultar rutas seguras para evitar ser atracados o incluso asesinados.

Pero antes de presentarnos a toda la familia, y sumergirnos en este road trip donde los racistas blancos son una amenaza legitimada por las leyes Jim Crow, Tick tiene un sueño. En él, los traumas de la guerra se encuentran con las fantásticas criaturas que habitan sus lecturas favoritas, historias apasionantes escritas por racistas recalcitrantes como H.P. Lovecraft. Como más adelante explica, él disfruta de estos relatos aun sabiendo que, como negro, nunca podría ser el héroe.

«Territorio Lovecraft»

Con esta carta de presentación, no es de extrañar que su absorbente piloto sea capaz de navegar entre el drama familiar y el terror psicológico, el costumbrismo –incluido un número musical– y la comedia, trasladando al espectador esa sensación de alerta constante con la que Atticus, en particular, y todos los afroamericanos, en general, conviven. También logra mostrar la inseguridad y las desigualdades que todavía hoy sufren los negros en Estados Unidos, como demuestra el resurgimiento del movimiento Black Lives Matter a raíz del asesinato de George Floyd. Y apunta a las raíces de un problema que se remonta, según han explicado tanto los actores como los creadores de la serie, a la fundación del país.

En este sentido, si el primer capítulo se titula Sundown, una referencia a las ciudades donde los supremacistas blancos, en este caso liderados por el sheriff, podían matar a cualquier negro al caer el sol, el segundo, Whitey’s on the Moon, apunta al contundente poema musicado de Gil Scott-Heron que criticaba la fortuna invertida por el gobierno en la carrera espacial mientras la población negra vivía en la miseria.

Narrativamente, la serie cambia, una vez más, de tercio, llevando la acción a una misteriosa mansión donde el trío protagonista entra en contacto con una sociedad secreta de magos, cuyos hechizos les obligan a enfrentarse a sus peores miedos. Ya en el tercer episodio, Holy Ghost, y sin hacer muchos spoilers, el terror domina la ficción con una casa encantada y los espíritus atrapados en ella como protagonistas, sin olvidar la crítica social. Y el cuarto, A history of violence, disecciona el género de aventuras: desde la búsqueda del tesoro escondido a los mensajes encriptados para dar con él, incluido el mapa con pistas, las peligrosas pruebas por túneles, pasadizos ocultos y precipicios o los seres fantásticos venidos de otro mundo.

«Territorio Lovecraft»

De este modo, cada episodio de“Territorio Lovecraft” dinamita cualquier certeza que el espectador pudiera tener sobre el camino que seguiría la serie, obligándole a reconstruir la historia y deconstruirse a sí mismo a cada paso que da. Un fascinante desafío en unos tiempos dominados por ficciones de consumo rápido que se olvidan tan pronto como se estrenan.

Detrás de “Territorio Lovecraft” se encuentra la showrunner Misha Green, productora ejecutiva y guionista de la serie “Underground”, un drama de época ambientado en 1857 sobre un grupo de esclavos de una plantación de Georgia que viajó casi 1.000 kilómetros al norte con la esperanza de alcanzar la libertad. Y en la producción, Jordan Peele, director de dos éxitos recientes del cine de terror con perspectiva afroamericana: “Déjame salir” y “Nosotros”; junto al celebérrimo J.J. Abrams, cocreador de series como “Alias”, “Perdidos” o “Fringe”, y director o productor de las últimas trilogías de “Star Wars” y “Star Trek”.

Fátima Elidrissi Feito. Periodista freelance. Doble licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, actualmente colabora con ‘El Mundo’ y ‘The Objective’. Sus pasiones son la televisión, el cine, la literatura y el teatro. Aunque sus intereses y su trabajo también la han llevado a escribir sobre comunicación y medios, música, tendencias y lo que se tercie.