El Padrino de Harlem, Bumpy Johnson, tenía un poder casi absoluto en ese barrio de Manhattan. Pero, como le recuerda un personaje en “Godfather of Harlem”, “más abajo de la 110 es solo un negro cualquiera”.

Esta tensión entre el poder nominal y el real -entre la fachada y el sentimiento íntimo- recorre esta serie de HBO, creada por Chris Brancato y Paul Eckstein, responsables de “Narcos”.

Godfather of Harlem

La acción empieza en el año 1963, cuando Johnson sale después de diez años de Alcatraz y vuelve a un Harlem que ha cambiado. Los clanes italianos dominan la distribución de la heroína, que hace estragos en las calles. Inspirada en el personaje real, los autores se han tomado todas las licencias que han considerado -como ya pasaba con “Narcos”- con tal de conseguir que su historia sobre mafias se entremezcle con la lucha por los derechos civiles. Johnson es solo uno de los vértices del triángulo, donde también están Malcolm X y el congresista Adam Clayton Powell. El primero tiene detrás a la Nación del Islam y defiende dejar de poner la otra mejilla. El segundo es exactamente lo contrario: el gobernante baptista que intenta cambiar las cosas desde dentro, con la sonrisa (aunque sea hipócrita) siempre puesta.

El resultado es una serie bien empaquetada: Forest Whitaker encarna bien el personaje de mafioso violento que no acepta los cambios históricos ni la propia decadencia. Vincent D’Onofrio es un gran adversario y hace buena pareja con Paul Sorvino, como representantes de las mafias italianas. La música es una interesante mezcla de canciones de la época y hip hop creada para la ocasión: se notan las ganas de dotarse de un tono musical propio y de crear un efecto similar a “Peaky blinders”, donde una ambientación clásica se contrapone a una banda sonora contemporánea.


Haber escogido entre serie histórica o de personajes habría ayudado a mantener el foco mejor

Godfather of Harlem

A pesar de la ambición -y, de hecho, seguramente por culpa del exceso de ambición-, la serie no llega al nivel de los “Soprano”, “Boardwalk Empire” o, incluso, las dos primeras temporadas de “Narcos”. Los creadores han intentado conjugar demasiados elementos: mafias, tensiones raciales, familiares, políticas, religiosas, una relación que recuerda a Romeo y Julieta, estallidos de violencia, momentos de intimidad e introspección… demasiados elementos como para resolverlo satisfactoriamente en diez episodios. Haber escogido entre serie histórica o de personajes habría ayudado a mantener el foco mejor. A pesar de esto, es un entretenimiento muy bien empaquetado, aunque debajo de la 110, sea solo otra serie cualquiera.


Àlex Gutiérrez es periodista, especialitzado en medios de comunicación y audiovisual. Actualmente trabaja en el diari ARA, como jefe de la sección de Media y autor de la columna diaria ‘Pareu Màquines’, donde hace crítica de prensa. En la radio, colabora en ‘El Matí de Catalunya Ràdio’, con Mònica Terribas y en el ”Irradiador’, de iCatFM. También es profesor en la Universitat Pompeu Fabra. Su capacidad visionaria queda patente en una colección de unos cuantos miles de CDs, perfectamente inútiles en la era de la muerte de los soportes físicos.