Una respuesta de la Generación Z al vacío existencial generacional de «El club de la lucha»

Cada vez que HBO lo intenta con un nuevo género, la primera impresión es siempre de escepticismo. Quizá porque su eslogan “No es televisión. Es HBO” ha calado fuerte como sinónimo de prestigio, y el prestigio tiende a relacionarse con la solemnidad. Con ‘Euphoria’, HBO apuesta ahora por las series adolescentes, un género que Netflix ha conseguido popularizar en los últimos años con historias que están dirigidas inicialmente a un público de la edad de sus protagonistas, pero son capaces de trascender su target y cautivar a espectadores de todas las edades.

Los reclamos de ‘Euphoria’ son Zendaya, su protagonista, y Sam Levinson, su creador, y director de algunos episodios, conocido principalmente por su película ‘Assassination Nation’. Levinson dirige tres episodios y escribe todos los guiones de ‘Euphoria’, una serie que adapta un formato original israelí, pero que está inspirada principalmente en las experiencias personales de Levinson con la adicción.

«Euphoria»

Y gran parte de lo que nos vamos a encontrar en los primeros episodios de la serie es un retrato muy crudo de la relación de Rue (Zendaya) con las drogas. La suya no es una relación casual ni su uso es recreativo, es una relación de dependencia que está asociada a la ansiedad y la depresión. Y como ella, el resto de adolescentes que conforman este mural parecen estar atrapados en espirales de autodestrucción que resultan perturbadoras para el espectador.

La protagonista convierte sus emociones en algo diegético y narra de forma omnisciente la deriva en la que están los chicos que la rodean

En las últimas semanas estamos asistiendo a la era de la incomodidad en la ficción, una que no es escapaste, sino que nos enfrenta a miedos realistas, desde el tratamiento de la verdad en ‘Chernobyl’, a la distopía política europea de ‘Years and Years’, o la profunda injusticia social de ‘Así nos ven’. ‘Euphoria’ encaja en estas series incómodas. No está basada en un hecho real ni en un grupo de personas concreto, pero podría estarlo. Esa es la sensación que nos queda.

«Euphoria»

La primera referencia que viene a la cabeza al pensar en esta nueva serie de HBO es ‘Kids’, la película de Larry Clark de 1995, pero ‘Euphoria’ también es la respuesta de la Generación Z al vacío existencial que propuso ‘El Club de la lucha’ para la Generación X. Porque se ha hablado mucho en la ficción audiovisual de los Millenials (Generación Y), con ‘Girls’, también de HBO, como uno de sus principales referentes, pero poco se ha explorado a los jóvenes que nacieron después del cambio de siglo. O tres días después del atentado a las Torres Gemelas, como Rue.

«Euphoria»

La protagonista de ‘Euphoria’ nos mete en su cabeza, convierte sus emociones en algo diegético y narra de forma omnisciente la deriva en la que están los chicos que la rodean. Unos dirán que la serie es provocadora, otros que es excesiva o pornográfica. ‘Euphoria’ puede ser todas esas cosas, pero también es una serie triste, y si conseguimos sentir compasión por sus personajes, vale la pena superar la incomodidad en nuestro sofá y escuchar lo que nos quieren contar.

Valentina Morillo 
Después de trabajar ocho años en producción y análisis de guiones, convirtió su afición a las series de televisión en su ocupación. Actualmente escribe y habla sobre ellas, en medios como Fuera de Series, Cuore, Xataka o Radio Castilla. También ha coescrito y coeditado dos libros sobre series y cocina.