Era una de las sitcoms más populares del mundo, pero lo que no sabían sus creadores cuando escribieron el final de ‘Friends’ es que, quince años más tarde, lo seguiría siendo. Netflix intenta mantenerla en su catálogo a toda costa debido a la enorme demanda que todavía tiene la serie. Pero en ese momento Marta Kauffman y David Crane sólo estaban buscando la manera de cerrar las historias de sus personajes que los espectadores sentían como propios. Lo que hicieron fue revisar los últimos episodios de otras sitcoms y llegaron a la conclusión de que no debían hacer giros sorprendentes, sino que debían ser consecuentes con la esencia de la serie, que siempre mezcló risas y emociones. Uno de sus referentes fue el último episodio de The Mary Tyler Moore Show y, de hecho, ambas series tienen la misma imagen final: una puerta cerrada dejando vacío un escenario emblemático con el personajes y audiencia tienen una gran vinculación emocional. En el caso de ‘Friends’ fue el apartamento de Mónica. El concepto de la mudanza servía también para remarcar la idea del fin de etapa, lógico en una serie sobre las emociones y expectativas de los veintitantos.

También para la audiencia que había crecido con ellos era el final de una etapa. Muchos se despidieron de la serie reuniéndose ante pantallas en diversos parques de la ciudad de Nueva York. El final tuvo 52,5 millones de espectadores y aunque los rumores del regreso de ‘Friends’ han sido persistentes lo cierto es que estuvo concebido como una despedida. Los creadores no consideraron, y han seguido sin hacerlo, regresar a los personajes y explicar qué es de sus vidas hoy. Tenían claro que ‘Friends’ era una serie sobre cómo te sientes en cierto momento de tu vida, y en cuanto ese momento pasa ya ha acabado. El final de la serie vino derivado por esta evolución. Los personajes habían tomado decisiones que los alejaban de esa etapa en la que tus amigos son tu familia. Por eso la trama de Mónica y Chandler siendo padres tuvo un peso tan grande en el final, porque era un punto de inflexión vital para todo el grupo que llevaba la serie a su conclusión. Una de las mejores escenas es, precisamente, la del futbolín que Chandler y Joey no se atreven a destrozar por el valor simbólico que tiene sobre el fin de etapa de su amistad: ya no volverán a pasar tanto tiempo juntos y lo saben.

Del mismo modo, la historia de Ross y Rachel tenía que dejar de ser ese «ahora sí, ahora no» para definirse definitivamente. Los guionistas nunca se plantearon que no acabaran juntos. El dilema en este caso fue cómo hacer lo que todo el mundo esperaba y al mismo tiempo que no fuera evidente. Así fue como dieron con la trama del viaje, que contiene tres resoluciones distintas. El plan funcionó y el efecto sorpresa se alió con la emotividad de los actores y el uso de la misma canción que había sonado durante su primer beso para dar un cierre perfecto para los fans. Aún sabiendo cómo termina es difícil volver a ver este episodio y no emocionarse, lo que demuestra que la decisión de Kauffman y Crane fue la correcta y explica que, quince años después, siga siendo una de las series más queridas, revisitada constantemente por espectadores que, a pesar de la gran cantidad de nuevas series que debutan cada año, siempre encuentran un hueco para volver al Central Perk a tomar un café con sus amigos favoritos.
